Los sentidos nos proveen información del medio ambiente que nos rodea. Una vez percibidas las distintas sensaciones, el cerebro organiza toda la información y la dota de significado.
La capacidad de procesar información en personas con TEA (Trastorno del Espectro de Autismo) o dificultades similares, genera muchos problemas como hiper e hiposensibilidad, estimulación sensorial, predilección de ciertos olores, sabores y sonidos, etc. Pero también se puede manifestar el caso opuesto: rechazo de prendas de ropa o comidas por colores, comidas, texturas y temperatura, etc. o muchas otras combinaciones.
La estimulación sensorial centra su objetivo en la reorganización neuronal.
A través de actividades de estimulación sensorial, se buscan soluciones a este tipo de conflictos y situaciones, favoreciendo notablemente la conducta y el comportamiento. Divertidas actividades, juegos, tareas, etc. tienen como objetivo activar los distintos sentidos: vista, tacto, gusto, oído, y olfato, así como el sistema vestibular. Este tipo de ayuda aporta y/o mejora la capacidad de organización neurológica, así como su comportamiento motórico y emocional, dando respuesta a los distintos problemas que puedan presentarse tanto en el aprendizaje como en la coordinación motora.